La crisis económica a la que aboca la pandemia causada por el Covid-19 tiene como consecuencia casi inmediata el aumento de los impagos comerciales y de los retrasos en los pagos comerciales. Tanto es así que entre las medidas que ya han tomado o creen que se verán obligadas a adoptar las empresas debido a esta crisis, el 20,1% declara la de no pagar a proveedores, arrendadores o suministros, mientras que el 13,7% declara impagos de obligaciones tributarias y el 11,2%, de préstamos financieros, según el Barómetro realizado entre los días 3 y 20 de abril pasados por la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa.
Se deben tener en cuenta algunas recomendaciones que pueden paliar la morosidad y ayudar a afrontar la ola de impagos que se avecina. En el orden práctico, las facturas son un factor de primer orden ante retrasos e impagos, tanto para evitarlos como para afrontarlos.
La digitalización como garantía de mayor seguridad.
Se anima a los pequeños empresarios a “aprovechar este parón para acelerar cierta transformación, es el momento para analizar cómo ciertas herramientas pueden simplificar su vida y hacerte ahorrar dinero y tiempo.” También recomienda realizar un seguimiento del recorrido de las mismas, desde la fecha de emisión hasta el envío, la recepción y el cobro, ya que uno de los riesgos mayores de impago se produce precisamente en estos pasos.
Un medio de prevención y de seguridad recomendado seria acudir al Registro Mercantil y, si se trata de un particular, al Registro de la Propiedad. Los registros de morosos, como RAI, ASNEF o E-Informa, son otra fuente útil.
Para asegurar mejor el ingreso y solventar dudas un mecanismo procedente es realizar un presupuesto al cliente, necesario en caso de que se produzca después un litigio judicial, ya que así se acredita la existencia de la deuda y previenen procesos con los impagos comerciales.
Si la deuda ya se ha producido una opción es contar con los servicios de una empresa de gestión de cobros, que de manera profesional intenta cobrar la deuda primero de forma amistosa, renegociando cuotas si es necesario y, más tarde, de forma legal y judicial, liberando al empresario de esa tarea.
Por último, seria importante que las empresas suscriban seguros de crédito, instrumentos financieros que permiten proteger las transacciones comerciales a crédito.
Miguel Morillon