Buenas tardes, nos alegra mucho entrevistarla para nuestra sección de SERIE LIMITADA.
Presentación
Elena Nieto, nos gustaría conocer un poco más su experiencia como escritora, además de descubrir un poco a la persona que está detrás. Es Usted economista, pero tiene ya cierta experiencia en el mundo de la literatura. Empecemos por el principio… ¿Podría presentarse brevemente?
Trabajo en el campo de la economía desde hace más de una década, un oficio como otro cualquiera, una etiqueta que me define solo en el ámbito laboral. Siempre me gustó pensar que las personas somos algo más que un trabajo.
Cuando inicié mis estudios universitarios, los primeros pasos fueron en el ámbito de la comunicación y la publicidad. Después lo abandoné y me centré en la economía. Pero la palabra y la imagen, como vehículos de expresión y de creación, siempre siguieron dentro de mí.
Después de muchos años de estudio, cuando logré encauzar mi vida profesional, decidí que había llegado el momento de darme una oportunidad, aunque solo fuese en el ámbito personal.
Nunca pensé en ir más allá. Me inscribí en un taller de escritura y tuve la mejor de las suertes: conocer a mi profesor, Óscar Santos, y al editor, Iván Casuso, de la editorial Inventa Editores. Luego, no tuve que hacer nada. Ellos me dieron la confianza que necesitaba para escribir y publicar. Gracias a ellos nació “Rel(atados)”
Autora de relatos
Nos interesa destacar su experiencia en literatura. ¿Cuándo surgió esta afición?
De pequeña fui una gran lectora gracias a mis padres, que también lo son, y a la libertad que me dieron a la hora de elegir las lecturas. Después, con 18 años, mi madre me regaló una recopilación de poemas de Ángel González , un poeta para mí desconocido.
Y me cambió por completo. A veces no sé si me gusta la poesía o si solo me gusta Ángel González…Empecé a escribir pequeños poemas, solo para mí, que me permitían expresar todo aquello que revoloteaba en mi cabeza y que por vergüenza no podía contarle a nadie. Cuando me inscribí en el taller abandoné la poesía porque me conquistó el relato breve.
¿Qué le atrajo a la escritura, sabría describir las sensaciones que le produce?
Lo que me atrae de la escritura es que permite describir el mundo según una propia mirada, a veces ajena a tus actos; reflexionar sobre temas universales como la vida y la muerte o el amor y el dolor; ser otro sin dejar de ser uno mismo; vivir en lugares que nunca has pisado o que ni siquiera existen; decir lo que te viene en gana sin ser interrumpida; y lo mejor: que una persona te diga que por fin alguien ha puesto palabras a lo que sentía. Me gustan las palabras y lo poderosas que son.
Cuando escribo procuro pasarlo bien. Me gusta cuando miro el reloj y el tiempo ha pasado sin que pase nada porque todo ha sucedido en el papel. Escribir se parece mucho a la vida.
A veces, tienes una historia concreta en la cabeza, imaginas lo que va a pasar y tus personajes están definidos pero, al final, el resultado es muy distinto. Nada se parece a lo que tenías en mente. Es toda una sorpresa. Como la vida.
En muchas ocasiones también me genera ansiedad y borro más que escribo. El resultado final no siempre es bueno, muchos relatos van a la papelera o no tienen continuidad o ni siquiera nacen.
En esas ocasiones, me acuerdo de Vila-Matas y su “Bartleby y compañía”, en todos esos libros que no se han escrito, en esos personajes que imagino vagando en un mundo paralelo de letras y, entonces, pienso en la frase del oficinista Bartleby, de Herman Melville: “Preferiría no hacerlo.” Creo que esa frase es la mejor frase de la historia.
¿Hay algunos autores que le han servido de modelo o de guía? ¿Qué tipo de obras literarias le gustan más, le llenan más?
Ya he mencionado a Ángel González que es MI poeta. Releerlo siempre es gratificante.
Como cuentista me encantaría poder escribir como Carver o Delibes pero también como Cheever, Lucía Berlín, Zweig, Roald Dahl, Juan José Millas, Munro…
Si pudiese escribir novela o ensayo: Vila-Matas, Camus, Vian, Rosa Montero, Jabois, Luís Landero, Almudena Grandes, Rulfo, Kundera, Carmen Amoraga, Irene Vallejo… Esta pregunta es muy difícil de responder. Hay muchos grandes escritores, lo que es la mejor de las suertes.
Cuéntenos, si le parece bien, su rutina de escritura: ¿Tiene algún momento predilecto para hacerlo, que circunstancias le inspiran más?
No tengo ninguna rutina. He estado una larga temporada sin poder escribir, por la pandemia y por problemas de salud, sentía que no tenía nada importante que decir y, al no vivir de ello, simplemente he dejado pasar el tiempo.
Si no, lo hago cuando puedo, alguna tarde, alguna mañana del fin de semana, a veces solo una hora, otras puedo estoy inmersa todo el día.
De un mundo a otro
Ha escrito Usted unos relatos vinculados al ámbito rural. ¿Cuéntenos por qué es, para Usted, inspiración para escribir?
“Rel(atados)” nace de dos relatos en concreto: “El huerto” que se publicó en una antología titulada “ Caleidoscopio de relatos” y “Vacas” que apareció en un hermoso libro, “Discípulas de Gea 2”, ambos de la editorial Inventa Editores. Cuando uno de los editores de Inventa, Iván Casuso me propuso publicar un libro, me dio la idea. Me dijo: “has empezado una antología rural y todavía no te has dado cuenta.” Y era cierto.
Creo que de manera no consciente escribía relatos ambientados en pequeños pueblos porque los mejores momentos de mi infancia y adolescencia los pasé en un pueblo de Segovia, Casla. De Casla eran mis abuelos y allí se conocieron mis padres.
“Rel(atados)” tiene mucho de Casla como por ejemplo, los enebros, el paisaje, la camioneta del pan… Pero también me atraía escribir historias que, aunque transcurriesen en un pueblo, podían suceder en cualquier lugar. No creo que seamos tan distintos, lo que nos mueve y conmueve como seres humanos poco tiene que ver con el lugar en el que habitamos.
En realidad, “Rel(atados)” es un conjunto de relatos que se pueden leer de manera independiente pero, como indica el título, están atados. El último relato, “Des(enlace)” no se entiende si no se han leído los anteriores.
Enlaza todo lo anterior, es como un árbol genealógico que permite entender la conexión entre los personajes. Si mis relatos transcurrían en un puñado de pueblos próximos entre sí, era imposible que no existiese conexión y que no hubiese personajes que se repitiesen. Quienes vienen de un pueblo pueden entenderlo bien.
Sentí miedo en algunos momentos y mucho respeto siempre, porque nunca he vivido en un pueblo, temía ofender a alguien o que al final resultase una caricatura plagada de estereotipos. Espero no haber caído en nada de ello.
Nos ha dicho que es Usted economista. A priori, hay poca relación entre la literatura de relatos y la economía, pero ¿puede la economía ser inspiradora de relatos que no sean ensayos o escritos técnicos?
Por supuesto que sí. La mayor parte de los humanos vivimos en comunidades en las que existe comercio, intercambio, colaboración, transacciones, las decisiones de unos afectan a otros…
Todos tenemos que comer y pagamos facturas. Trabajamos por un salario. Producimos y consumimos. En varios de mis relatos, la economía está presente, como en nuestro día a día: Josito piensa en el precio de sus corderos para poder cambiar las ventanas de su casa; su mujer ahorra para montar una peluquería; Marisa cuenta sus vacas como si fuesen estrellas; Enriqueta narra lo que supuso para ella irse a la ciudad para darle mayores oportunidades a su hijo… Todo son decisiones económicas.
Hay muchos ejemplos de novelas donde este aspecto se desarrolla a un nivel superior, como por ejemplo “Las uvas de la ira”.
Nos atrevemos a verla como economista en la ciudad y escritora en el campo ¿Le encaja la imagen? ¿Cómo se compatibiliza ser economista con ser “artista”? ¿Tiene que ver con los dos hemisferios del cerebro?
Preferiría ser solo escritora o dedicarme a algo relacionado con el arte, ya sea en la ciudad, en el campo o en alta mar. Pero uno ha de ser consciente del mundo que le rodea y la época que le ha tocado vivir. Quizás la responsabilidad y compromiso con los míos me puedan y prefiera, por ahora, ignorar esas opciones.
Sabemos que tiene Usted otras inquietudes artísticas como la pintura o la poesía. ¿Tiene Usted algunos proyectos en esos campos… o algunos sueños por cumplir?
La poesía la abandoné hace años, no me considero una buena poetisa, leer te hace tener los pies en la tierra. En Rel(atados) incluí un poema mío porque pensé que era perfecto para el libro. Lo escribí hace años y ahí estaba, para ese preciso momento, encajaba como anillo al dedo.
Lo de la pintura, en concreto la acuarela, es muy reciente. Empecé hace un año de manera autodidacta, como terapia. He tenido problemas de salud que no me permitían escribir a mano o usar un teclado.
Pensé que un pincel era ligero y que se deslizaba fácil por el papel. Gracias a la pintura los días de mucho dolor se olvidan. Amo la escritura, pero la pintura aporta paz a mi cuerpo.
Por ahora, la pintura al igual que la escritura en un principio, son solo para mí, aunque hay buenos amigos que me animan a ilustrar “Rel(atados)”. Ya se verá.
Ahora tengo otros proyectos en mente, volver a escribir es uno de los más importantes. Creo que tengo algo que decir. Me gustaría dar visibilidad a las personas con dolor crónico, como es el caso de la fibromialgia, algo sobre el mundo laboral o quizás una antología urbana.
Lo que podemos esperar
Hablemos un poco del periodo tan complejo que hemos pasado en estos dos últimos años. Es interesante contrastar como han vivido este tiempo personas de distintos horizontes. ¿Qué destacaría Usted de lo que ha aprendido de ello?
Para mí ha sido una época muy dura. Primero, por todo lo que conlleva la palabra pandemia. Después, a nivel laboral supuso mucho estrés y exigencias que estaban fuera de lugar. A nivel familiar, lo pasé muy mal por la separación física, los meses se me hicieron años.
Y a nivel personal, desarrollé una enfermedad autoinmune que fue difícil de gestionar según estaba y está el sistema sanitario. Quizás, lo que aprendí fue que la empatía es un bien escaso y que los impuestos no van donde deberían de ir; pero que siempre hay que decir que uno está bien y que sabes hacer unos bizcochos deliciosos a falta de pan.
¿Considera que como sociedad hemos ganado o hemos perdido?
Me gustaría apostar a caballo ganador, pero me cuesta mucho.
Seguramente habrá oído hablar de “la gran renuncia”, ese fenómeno que ha llevado a un 27% de los españoles a abandonar, o al menos desear abandonar su trabajo a raíz de la pandemia. En Estados Unidos, está sucediendo lo mismo. ¿Qué opina de esta tendencia? ¿Cree que será duradera?
No tengo una opinión formada.
Parece cierto que un número creciente de personas se plantea cambiar de vida. ¿Entiende usted este anhelo? ¿Podría Usted sentir lo mismo? ¿Cree que asistiremos a un cambio de modelo económico y social en breve o que las cosas volverán a su cauce?
Entiendo perfectamente ese anhelo, creo que es un anhelo histórico y universal. No creo que vaya a haber un cambio radical que facilite ese deseo como tal porque no interesa o, al menos, por ahora.
Tampoco nada volverá a su cauce, si eso significa volver a lo anterior. Cuando hay una crisis, del tipo que sea, la idea de que todo volverá a ser como antes es ficción.
Cuando una pareja tiene una crisis su relación nunca vuelve a ser como antes. Que el cambio sea a mejor o a peor ya no lo sé, pero como dije antes no apuesto a caballo ganador. No hay más que ver la situación actual en Ucrania. Quizás, en algunos aspectos, estemos condenados a repetir la misma historia. Como decía Angel González:
Nada es lo mismo, nada
permanece.
Menos
la historia y la morcilla de mi tierra:
se hacen las dos con sangre, se repiten.
SI pudiera Usted hablar con el genio de la lámpara, ¿qué tres deseos le pediría para los tiempos venideros?
Buena salud, buen entendimiento y respeto. Sin salud no hay nada. Pero ha de ser buena, como la suerte. El buen entendimiento y el respeto van de la mano, creo que nos falta mucho de las dos cosas.
¿Hay alguna pregunta que no hemos hecho a la que Usted le apetece contestar?
No.
Es Usted una antigua alumna del Liceo francés de Madrid y amiga/cliente de Morillon Avocats. ¿Les transmitimos en su nombre algún mensaje de optimismo y buenos augurios?
Que vaya todo bonito, que la buena salud acompañe, que la ilusión por ayudar a los demás no decaiga y que el trabajo que hacen tenga un fin: que la persona sea el eje y no el cliente, estoy segura de que así es. Muchas gracias por esta oportunidad tan especial.
¡Muchas gracias!